Ostras con perlas cultivadas
Aprenda a conocer las ostras,
las frescas son egoístas y cerradas.
Tenga en cuenta las matemáticas
y no compre sin entusiasmo,
piense en docenas y alégrese.
Si está oscuro, triste o melancólico
deje las otras para otro día
y practique el ostracismo.
El segundo relámpago...
es aprender a abrirlas; es todo un arte.
Si se corta un dedo, insulte.
Luego lávelas con la bondad del agua.
(Ellas hacen el amor en la playa
y siempre están sucias de arena.)
Pruebe a la que considere sospechosa
y si le miente, escúpala. Es un deber
acordarse de tener mucho hielo
y no olvidarse del vino. Mejor con espuma.
consiga un collar de perlas falsas y suéltelo
sobre el hielo picado, lecho nupcial de ostras
y perlas que si de pura emoción
de falsas pasan a verdaderas, usted es un poeta.
Miroslav,
Poeta gastrónomo
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1 comentario:
Felicito a este nuevo poeta gastronómico que nos divierte con ostras y perlas. ¿Podrían pedirle que publique en este blog algo más de lo que habrá de tener guardado en alguna alacena?
Atte,
Richard Rosewood
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