Amigos,
Yo presté mil veces mi inocencia.
Primero se la presté a Papa Noel y me la devolvió mi papá, se la presté a los reyes y me la devolvió mi abuelo, se la presté al ratón Perez y me la dejaron debajo de la almohada.
Después se la presté a Celina, cuando tenía 13 y me la devolvió con un recorte en la parte de las mujeres y ya no pude verlas de la misma manera, por suerte.
Más tarde se la dí a un amigo que prometió no traicionarme y cuando la recuperé ya no podia engancharla con la confianza.
Un día se la dí a mi primera esposa, y ella me la devolvió casi nueva en los ojos de mi primer hijo.Entusiasmado se la dí a Estela, y ella me la llenó de nuevas ideas sobre las mujeres en los rizos de mi hija Brenda y en los besos de mi hija Sofía.
Por suerte ahora no la presto más y con la misma Inocencia con la que nací puedo ver a los duendes en mi ventana, a las hadas y volar sobre dragones. Ya no me importa que otros quieran rompermela, una vez que se ha vivido en Nunca Jamás se hace casi irrompible.
Un abrazo
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