Holaaaaaaaaaa amigos!!!! El domingo, Chajarí, mi ciudad entrerriana despertó en un día perezoso, frío, feriado... Apenas se desperezaba cuando una triste noticia corriò y nos movilizó... Monengo, un personaje de esos que forman parte del paisaje de un pueblo había sufrido un grave accidente. No pasó demasiado tiempo en transformarse en luto, créanme que hasta el cielo oscureciò... Yo, que no sé otra manera para sacar las penas que me habitan que esta, escribiendo, lo hice y se lo mando a Uds. porque quizá decidan leerlo, simplemente para recordarlo, porque Monengo es uno de los tantos que mueren sin ruido para nadie...
Un beso, Silvia
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Hay gente que se muere sin ruido para nadie…
(Adiós Monengo)
Fue el tuyo un mundo al que nadie tuvo acceso… libre, imaginario, sin límites, sin tiempo.
Salías… o, tal vez no, seguías tu ronda de días en las calles. Tras los fresnos se recortaba tu figura menuda, desalineada… el paso tambaleante que te caracterizaba, era la muestra sin dudas del alcohol que tu cuerpo albergaba… Y desde lejos, desde aquella esquina que doblabas para embocar con exagerado cálculo de pasos inseguros, se escuchaba tu voz entre cálida y disfónica que te anunciaba… Por cierto no eran felices tus pregones, ni tiernos, ni adecuados. Pero se detuvo alguien, alguna vez, a observar a quienes los provocaban…? Creo que no, fuimos pocas las personas que lo advertimos…
Una vez derramaste una lágrima -todos derramamos una lágrima alguna vez- Y fue cuando le contaste a un grupo de chicos que no tuviste infancia como ellos… Todos pensamos que no te acordabas de los días de niño… Todos no, porque yo siempre creí que tu mirada triste, lejana, profunda, insostenible… conservaba la inocencia detenida allá… en el tiempo.
Sabés que te temían los chicos, y en cierta forma lo disfrutabas… tu boca dibujaba una sonrisa, tus brazos alzados amenazaban o espantaban tus fantasmas… qué sé yo… Hurgabas los bolsillos buscando la moneda que te faltaba para “esa cajita” de bebida mágica que acallaba el temblor de tus manos y daba vida a los personajes que te rodeaban provocándote enojo…
Te vi mientras caían hojas del calendario… a veces detrás de un vidrio, entonces hasta imaginaba que el aire podía lastimarte o el sol clavarte espinas… Y vos, ajeno a mis dudas garabateabas palabras en el viento, entre dientes, con la boca apretada. Parecías un jinete montado sobre un signo de interrogación!!! Cuántas preguntas que no tuvieron respuestas… Cuántas respuestas para no decir a nadie!!! Nunca aprendiste a decir “mañana” para vos, la vida era un “ahora” impaciente.
Pero me sorprendió esta mañana especial, quieta de día feriado “la noticia” en la que eras tristemente protagonista… Tu clara geografía de caminante detuvo la marcha, y ahora estoy yo borracha de nostalgia recordándote … Hoy, una fina mortaja de yuyos te separa del frío y las lanzas celestes de la lluvia no traspasan tu cuerpo.
Estás quieto en julio.
Ahora tus pasos no te llevarán a recorrer las calles porque los engrilló el silencio… ya no volverás la cabeza cuando alguien te grite ni modularás insultos para retribuir los motes… Detuviste en esta fría mañana de julio un éxodo de” porqués” que jamás recibirán respuestas.
Yo no te lloro pequeño personaje de mi pueblo, Yo tejo tu pequeña historia porque necesito fundirte en el recuerdo, y qué se yo que me está pasando… pero termino tejiendo con una lágrima el contorno de tu nombre… Adiós Monengo…
Silvia Rossi.
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